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Max Inga

Un de los escultores que más repercusión ha tenido en el Perú y también en el mundo por sus grandes trabajos, los cuales han cautivado a los espectadores por la belleza que poseen, ha sido el conocido Max Inga, una persona que ha hecho que los peruanos nos sintamos orgullosos de lo que tenemos y a quien siempre recordaremos con gratitud.

En los trabajos de investigación sobre el oficio de la escultura en cerámica siempre el nombre de este personaje viene a nuestra mente y nos hace recordar lo afortunados que somos al tener estas raíces culturales.

Para conocer más queridos amigos aquí les tenemos un poco de la biografía de este escultor:

Nació en 1952 en La Encantada, Chulucanas (Piura). Desde niño tomaba la arcilla y hacía “palomitas con alas abiertas”, dando rienda suelta a su imaginación. Pero también incursiona en el trabajo del mate y la lezna en sus manos es como un pincel que crea estampas costumbristas en miniatura reflejando la vida de su comunidad.

Sobre el trabajo de burilado de Inga, el estudioso Roberto Villegas dice que “utiliza técnicas tradicionales y propias; el quemado lo realiza con brazas de algarrobo y el diseño es netamente costeño, en el que se destaca su trazo continuo y nítido”.

Limitado por una enfermedad, estuvo buena parte de su vida en una silla de ruedas, sin caer sin embargo en el desánimo. Por el contrario, no hubo día que Inga no estuviera a las 8 de la mañana en su taller para solo dejarlo al atardecer. Así fue hasta el último momento de su vida.

Autor: Denis Arroyo Labán

Fuente Bibliográfica: http://www.congreso.gob.pe/galeriadearte/expositores/inga-adanaque.htm

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